25/12/08

Ay dulce Navidad, he echado de menos los portazos de mi vecino

Cada año se oye el mismo ruido, la misma música. La gente entra, sale, ríe, saluda y los contenedores se llenan de cajas grandes y pequeñas. Suelen ser de juguetes, lotes de navidad,…. La zambomba del vecino nos recuerda que es época de paz, felicidad. En fin, que estamos en Navidad.

Pero este año, todo me ha parecido diferente. Un aire de resignación y seriedad ha impregnado sutilmente estos días. Quizás sea una manía, una simple alucinación. Pero los contenedores no estaban tan llenos de cajas, ni de lotes. Bueno, tiene su lógica si pensamos en las vacas flacas que vivimos. Hasta aquí parece razonable.

Pero digo yo que el amor es gratis. O, por lo menos, eso se dice…

No he oído esa melodía que anunciaba que estábamos en días azucarados; los portazos de ascensor; los niños que corretean eufóricos las escaleras ni las risas que resuenan con más fuerza a medida que pasa la noche. ¿Qué ha ocurrido? ¿La gente no celebra ya la navidad? ¿Se ha apagado el espíritu navideño o solamente era consumismo? No quiero exagerar pero me ha parecido que no oía tantos villancicos en los centros comerciales. 

Nunca creí que diría esto pero…. Entre tú y yo, creo que he echado de menos la zambomba y portazos de mi vecino…

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